miércoles, 4 de enero de 2017

¿Qué son las constelaciones familiares y los órdenes del amor?

Las constelaciones familiares son una técnica terapéutica creada por Bert Hellinger, que permite poner de manifiesto las dinámicas inconscientes que nos generan algún tipo de limitación y/o sufrimiento en algún aspecto de nuestra vida; ya sea en cómo nos relacionamos con lo demás, en nuestra salud, en nuestra vida afectiva, sexual, nuestra economía, etc.


El paradigma de las constelaciones familiares concibe a la persona en interrelación con todo su sistema familiar llegando a abarcar incluso varias generaciones anteriores, de ahí su mirada transgeneracional y sistémica.

En este modelo de intervención  “el síntoma o la dificultad”, que por poner un ejemplo, puede llegar a ser desde una repetición de patrones de conducta – incluso destructivos-, la dificultad para interrelacionarnos con nuestros superiores, dificultad para tener pareja, enfermedades, etc. Nos estarían poniendo de manifiesto la existencia de dinámicas sutiles y muy profundas, en muchos casos inconscientes, subyacentes en la vida de la persona y que influyen de una forma muy potente en el presente de las mismas. El origen de estas dinámicas sutiles que se manifiestan a través de los síntomas, se encontraría ligadas muchas veces a esa herencia emocional transgeneracional, a esas historias y patrones de vida de nuestros ancestros, muchas veces teñidas de infortunio y sufrimiento; siendo esa información y/o legado intangible alojado en la memoria familiar lo que se transmite de una forma inconsciente de generación a generación.

Y es a través de una constelación familiar y sus representantes que las dinámicas familiares e imágenes internas - muchas de ellas inconscientes-, se muestran, dando luz a lo que subyace en el conflicto; como una forma también de reconocer e integrar todo lo que hubo antes desde otro grado consciencia. Obteniendo también a raíz de este movimiento, significativas tomas de consciencia y liberación emocional, que nos permitirán estar más en el presente, cogiendo las riendas de nuestras vidas, viviendo con mayor consciencia y autenticidad.

Bert Hellinger producto de experiencia psicoterapéutica en intervenciones individuales y grupales, se dio cuenta que todas las personas se encontraban vinculadas a través de lazos significativos que en ocasiones transcendían los lazos de consanguinidad, pero que sin embargo influían de forman determinante en la vida de las personas. Y postuló lo que ahora se conoce como Los Órdenes del Amor, piedra angular de las constelaciones familiares y que nos permite entender con mayor profundidad las relaciones humanas.  Los Órdenes del Amor están compuesto por el principio del orden, de la pertenencia y del equilibrio entre el dar y recibir; Hellinger,  tras años de riguroso trabajo terapéutico, llegaría a concluir que la transgresión de alguno de estos órdenes generaban disfuncionalidades o malestares, en la propia persona y en su sistema familiar; causando así el sufrimiento y/o insatisfacción de las personas, llegando incluso a materializarse en síntomas físicos y enfermedades.

Siendo nuestro sistema familiar una red de vínculos significativos que trascienden lazos de consanguinidad, es en esa conciencia familiar que todos pertenecemos, tenemos el derecho a pertenecer, a ser incluidos y dignificados; ese derecho es irrenunciable y está presente desde el momento en el que nacemos.  Cuando se presenta un movimiento de exclusión, quizás alentado desde una consciencia individual (mente personal), la conciencia colectiva -digamos la familiar- no lo permite y se activan mecanismos de compensación, que lo que buscan es volver a incluir aquello que se desea apartar. Es bastante común que en nuestras familias hayan miembros que se excluyan o se apartan, quizás porque hayamos juzgado sus comportamiento, o porque hayan tenido un destino difícil y/o doloroso, que nos es imposible reconocerlo y lo apartamos u olvidamos; pero desde esta consciencia familiar no nos es permitido, y es cuando un miembro de nuestro sistema familiar compensa esa exclusión, quizás repitiendo y asumiendo el destino de este excluido.

En cuanto al principio del orden debemos tener en cuenta que éste viene determinado por nuestra llegada a la vida, a nuestra familia o a cualquier grupo de pertenencia al que nos incorporamos; es ese respetar a los que estuvieron antes que nosotros. Lo cierto es que tenemos más fuerza o estamos mejor cuando ocupamos el lugar que nos corresponde y no otro; por poner un ejemplo, cuando una madre ocupa su lugar de madre o una hija ocupa su lugar de hija. Cuando trasgredimos ese orden usurpamos un rol y/o posición en la familia o grupo de pertenencia; y ello tiene consecuencias en la vida de quien trasgrede ese orden.


La danza entre el dar y el recibir (tomar) acompaña toda relación humana, el equilibrio y la igualdad en ese intercambio es base para la durabilidad de toda relación. Es importante mantener el equilibro entre el dar y recibir entre iguales, puesto que aquel que recibe se siente en deuda y/o dependencia hasta que haya tenido la posibilidad de devolver. Mientras que entre padres e hijos el intercambio es distinto, ya que como hijos no podemos devolver lo mucho o igual que nuestros padres nos han dado directamente –que es el regalo de la vida-; por ello compensamos e intentamos equilibrar lo recibido, o bien dando vida, brindando a nuestros propios hijos; o viviendo nuestra vida plenamente, haciendo algo útil con ella en beneficio de los demás y de nosotros mismos.

Lilibeth Pinchi Guerrero
Psicóloga, psicoterapia individual, familiar y pareja
Consteladora familiar 

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